martes, julio 25, 2006,2:20 a. m.
REPOSICIONES - Cuando EGO conoció a ALTER (Parte II)
Allende fue testigo...

Pues bien, el romántico punto de encuentro fue la Plaza de la Constitución, al lado de la estatua de Salvador Allende y de nuestra amada Casa de Gobierno, todo esto a las 11 de la mañana. El horario era perfecto para que yo asistiera después de clases al lugar convenido, y llegara puntualmente. Y, desde luego, así fue.

¡Qué extraña suerte la mía! Estaba solo esperando en la banca indicada, cuando veo que se acerca una de mis primas! que, por supuesto, no sabe de mi homosexualidad. Obviamente nos saludamos y se quedó conmigo, Uf!. Le expliqué que me iba a juntar con un amigo, (¿amigo? Pero si ni siquiera podría reconocerlo a primera vista! Qué haría cuando llegara y tuviera que preguntarle su nombre para saber si era él?) ¡Qué iba a pensar mi prima!, que era un amigo del jardín infantil y que estaba presenciando un emotivo reencuentro después de 20 años? Uff… No lo creo. Por suerte ella también tenía que juntarse con alguien (su ex, en eso no me meto) y luego de fumarse un cigarro y yo también (de su cajetilla, jeje), se fue.

Bueno, mi preocupación era comprensible pues mi cita debía haber empezado hace unos 15 minutos. Menos mal que la puntualidad no era el fuerte de este hombre, pues nos ahorró una situación un poco incómoda, aparte de la cita a ciegas.

A 20 minutos de la hora pactada aparece de improviso y a paso veloz, un individuo más bajo de lo que imaginaba (no sé por qué pensé que era más alto, pero fue un alivio pues temía que me encontrara chico a mí!) y ciertamente mucho mejor que la foto que yo ví: barba en toda la cara, pelo castaño claro, lentes…muy lindo:). Me saludó y abrazó presuroso, como si viniera acelerado, así que respondí de la misma forma.

Era la primera vez que nos veíamos la cara y ya estábamos asistiendo juntos a nuestra primera exposición de arte gratis (me encanta lo gratis!), gracias a que en la plaza había una exposición de fotografía. Ciertamente no fuimos los mejores críticos de arte, pues ¡a quién el importaban las fotos en ese momento! (recién descubría las dinámicas de una cita a ciegas), sólo balbuceamos algunos comentarios que, imagino, eran bastante obvios (“oh, que lindo”, “mira ese!”, etc.).

¿Vamos a tomar un café? Yap.

¿Por qué será que se suele invitar un café? En mi casa no tomo nunca, y ahora después de un año con Alter nos invitamos a comer puras chanchadas! Debe ser que el café tiene un toque refinado que no deja malas impresiones en un comienzo.

Pero si de buenas impresiones se trata, este café realmente no cumplía con las exigencias, pues pretendía ser un capuchino, pero sólo era un nescafé con un “pedazo” (y digo pedazo porque estaba dura y no se mezclaba!) de crema. En fin, el café era la excusa…

To be Continued…

eGO!

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posted by Ego
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